El Congreso de los Diputados rechazó recientemente la propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Aunque la medida no haya prosperado, el debate sobre el tiempo de trabajo ya ha dejado huella en la sociedad y en cómo pensamos la vivienda.
En el sector inmobiliario, este tipo de cambios laborales generan transformaciones profundas: no se trata solo de cuántas horas pasamos en la oficina, sino de cómo organizamos nuestro día a día y, en consecuencia, qué necesitamos de nuestros hogares.
➡️ Espacios flexibles: el teletrabajo y la posibilidad de pasar más tiempo en casa ya estaban impulsando la demanda de viviendas con despacho, terraza o zonas comunes que permitan trabajar y socializar. Aunque no haya reducción de jornada, esta preferencia no desaparece.
➡️ Conciliación y movilidad: muchas familias siguen buscando ubicaciones que reduzcan desplazamientos y faciliten la vida diaria. La proximidad a centros de trabajo, colegios y servicios esenciales se convierte en un factor decisivo de compra o alquiler.
➡️ Nuevos desarrollos urbanísticos: los promotores que diseñan viviendas con espacios multifuncionales y comunidades con servicios compartidos (coworking, gimnasios, zonas verdes) se adelantan a lo que el mercado va a pedir, independientemente de la legislación laboral.
Lo interesante es que, aunque la medida haya caído, la conversación social ha calado. La gente está repensando cómo quiere vivir, dónde invertir y qué tipo de casa ofrece bienestar a medio y largo plazo.
📌 En House Hunting lo vemos claro: el futuro de la vivienda no lo define una ley puntual, sino la suma de tendencias que cambian nuestros hábitos. Los proyectos inmobiliarios que entiendan esa dinámica tendrán más recorrido y valor.