La que desde años está considerada como la residencia más cara de España y una de las más exclusivas del mundo seguirá en manos inglesas. El hasta ahora propietario de Sa Fortalessa de Pollença, el británico John Ogden, acaba de vender la mansión a un compatriota. Sa Fortalessa es uno de lo lugares más emblemáticos del Mediterráneo. Está en la bahía de Pollença y se encuentra protegida por el cabo Formentor y una base militar. Un enclave de máxima seguridad que durante muchas décadas se ha contemplado como posible residencia de jefes de Estado y altos dignatarios.

La realidad es que Sa Fortalessa es algo más que una residencia, es una península de 87.000 metros cuadrados donde se ubica un histórico castillo, siete casas, un inmenso bosque y, entre otras muchas cosas, varias playas y calas privadas. Aparte están sus cuatro siglos de historia, las leyendas, y el papel que jugó en los años 20 como meca de artistas e intelectuales procedentes de toda Europa y parte del mundo.

La operación de compraventa la ha gestionado un bufete de abogados de Palma y ha sido registrada en una notaría también de la capital balear. Los datos de la operación no han trascendido ni tampoco se sabe qué uso hará el nuevo propietario de Sa Fortalessa. Se sabe que el comprador es una empresa española participada principalmente por un ciudadano británico. Las partes implicadas en la operación no han querido ofrecer ningún detalle sobre el precio de compra que pude rondar varias decenas de millones de euros y se han limitado a comunicar al Consell y al Ayuntamiento que la venta ya estaba firmada.

La historia de esta operación inmobiliaria, sin embargo, ofrece algunas pistas sobre la cantidad abonada. Hace ya tres años que el hasta ahora propietario de Sa Fortalessa decidió vender la residencia. Se desató de inmediato una guerra entre las dos principales inmobiliarias que operan en la isla, Engel & Völkers y Kühn & Partner. La primera la ofrecía por 100 millones de euros y la segunda por 120 millones. Era en aquel momento, con estos precios de oferta, era la propiedad en venta más cara del mundo. Según la revista americana Forbes, por debajo se situaba una mansión de 103 habitaciones ubicada en un terreno de 23 hectáreas en la campiña inglesa y valorada en 88 millones de euros. También estaba el rancho Hala en Aspen (Colorado) propiedad del príncipe saudí y ex embajador de su país en EEUU Bandar bin Sultán bin Abdul Aziz. La vende por 80 millones de euros.

La realidad, sin embargo, es que los 100 o 120 millones de euros eran únicamente fruto de la guerra en que entraron Engel & Völkers y Kühn & Partner cuando conocieron la voluntad del propietario de desprenderse de Sa Fortalessa. John Ogden, sin embargo, jamás planteó estas cantidades desorbitadas de 100 o 120 millones de euros y su intención fue siempre venderla por una cantidad que oscilara entre los 30 y los 60 millones. Las negociaciones sobre la compraventa han sido largas y con toda probabilidad el precio ha ido bajando ostensiblemente durante estos tres años hasta que al final se ha alcanzado el acuerdo en el que no han participado para nada las inmobiliarias mencionadas.
Consell y Govern

Antes de firmar la venta, la propiedad intentó que Sa Fortalessa fuera un espacio público y sus representantes legales negociaron con el Consell de Mallorca que presidía Francina Armengol. Lo hicieron también con el Ayuntamiento de Pollença quien expresó su deseo de que Sa Fortalessa fuera de todos los pollençins y pidió al Govern y al Consell que la compraran. Armengol alegó la falta de presupuesto y aunque la propiedad ofreció cobrar en varios plazos, al final no hubo contestación. Había prisa para vender y la operación con el ciudadano británico que la ha comprado se cerró hace aproximadamente un mes.

Sa Fortalessa, ubicada en la península de Punta Avançada y en la antigua finca denominada Albercuitx, tiene una extensión de 87.000 metros cuadrados. Las edificaciones construidas abarcan una superficie de 20.000 metros cuadrados contando el histórico castillo y las 6 residencias que lo acompañan. Entre otros detalles, Sa Fortalessa cuenta con su propio sistema de depuración de aguas residuales, tiene varias pistas de tenis y un puerto para el atraque de embarcaciones. Todo el complejo cuenta con 17 dormitorios. Hay además diversas terrazas que ocupan una extensión de 1.430 metros cuadrados y a todo ello, sumar un millar de metros cuadrados de jardín, un bosque, dos piscinas y un helipuerto. En el interior de Sa Fortalessa todas las construcciones residenciales están distribuidas de tal forma que recuerda un pequeño pueblo.

Para buscar los orígenes de Sa Fortalessa de Albercuitx hay que remontarse a 1550 cuando desembarcaron los sarracenos capitaneados por Dragut para atacar Pollença. Los invasores fueron vencidos por los habitantes del pueblo que lucharon a las órdenes del capitán Joan Mas. Luego, para evitar nuevos ataques, se construyó el fortín cuyas obras no acabaron hasta enero de 1628.

A principios del siglo XVIII se realizaron las primeras reformas. Se ampliaron instalaciones y se convirtió en base militar permanente con una batería de cañones. A mediados del siglo XIX los militares abandonaron la base. Fue en 1919 cuando empezaron los años de esplendor para Punta Avançada y fue cuando el pintor argentino Roberto Ramaugé decidió visitar Mallorca, se enamoró de Sa Fortalessa y la compró por 45.000 pesetas. Pero llegó la Guerra Civil y el Ministerio del Aire expropió el fortín. Luego volvió a quedar abandonada hasta que en 1964 Ramaugé inicia acciones legales para recuperarla. Lo consiguió cuando ya había fallecido y en 1989 sus herederos la vendieron al ciudadano británico John Ogden quien el pasado mes la vendió a otro ciudadano británico.

Fuente: El Mundo