Detrás de intervenir el precio del alquiler puede haber un cúmulo de buenas intenciones y bien es cierto que a muchos se les hace muy cuesta arriba afrontar un coste de tamañas proporciones, pero hemos de subrayar, como conocedores expertos del mercado inmobiliario que somos, que los efectos pueden ser devastadores, el remedio peor que la enfermedad.
Vamos a enumerar, con la mayor brevedad posible, cuatro grandes consecuencias que tendría intervenir el precio del alquiler:
1-. Serían retiradas miles de viviendas del mercado, por lo que, al disminuir la oferta, crecería el precio de los alquileres, perjudicando tanto a propietarios como a inquilinos.
2-. Aumentaría, de forma desorbitada, la cantidad de alquileres fraudulentos.
3-. Ocasionaría una mayor circulación de dinero negro, como consecuencia de los alquileres fraudulentos.
4-. Se cobraría una porción de los alquileres en negro, fruto, también, del fraude en los arrendamientos.
5-. Tendría un impacto verdaderamente negativo tanto en propietarios como inquilinos.
6-. Disminuirían las garantías de protección legal y contractual tanto de propietarios como de inquilinos.
7-. Crecería la morosidad, los conflictos y los malentendidos entre propietarios e inquilinos.
8-. Complicaría, todavía más, la concesión de créditos hipotecarios para la compraventa de viviendas.
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