Las tipologías de propietarios que ansían vender su casa son tan múltiples como variopintas, pero, en un ejercicio de síntesis, hemos querido comprimirlas en cuatro categorías hegemónicas. A la sazón, procedemos:
1-. El propietario-vendedor descomplicado
Este propietario merece no sólo una mención de honor, sino el puesto más descollante del podio. Se trata, lisa y llanamente, de aquel que entiende que, a la postre, lo más fructífero es depositar su confianza de venta en un grupo inmobiliario serio.
Esta suerte de propietario comprende que, pese al porcentaje que ingresa una inmobiliaria por mediar en la compraventa de un inmueble, al final, sale ganando, puesto que si el grupo inmobiliario es fiable, la tasación que realice de la casa le hará obtener un beneficio superior.
Además, el propietario-vendedor descomplicado es consciente de todo el quebradero de cabeza que trae consigo recibir visitas sin que se produzcan robos, de cómo tener decorada la casa para que sea valorada positivamente por los posibles compradores, de fijar un precio en sintonía con el mercado, de realizar un excelente reportaje fotográfico (algo de una importancia vital en la sociedad de nuestro tiempo), del SEO y la publicidad online, de los flyers y la cartelería, del plan comercial, del asesoramiento jurídico de procedimientos delicados y tediosos, además de las vías existentes de búsqueda de financiación.
Este tipo de propietario-vendedor es práctico y conocedor del funcionamiento del mercado inmobiliario, por lo que conoce sobradamente que, en términos generales, resulta más provechoso confiar la compraventa de su casa en una inmobiliaria profesional y rigurosa.
2-. El propietario-vendedor de varias inmobiliarias
Existe un propietario que es todo un clásico de los procesos de venta. Éste es el que contacta con un amplio abanico de inmobiliarias.
Este prototipo de propietario se muestra renuente a otorgar la exclusiva a un grupo inmobiliario, dado que le genera algún tipo de desconfianza.
Abundantes motivos tenemos para desconfiar de las intenciones ajenas, y más cuando la materia versa sobre cifras exorbitantes de dinero. Sin embargo, en este caso, consideramos que es un error no otorgar la exclusiva a un grupo inmobiliario serio.
¿Por qué estimamos que no es aconsejable acudir a varios grupos inmobiliarios? Por la sencilla razón de que una inmobiliaria, al trabajar en exclusiva, puede hacer un trabajo verdaderamente profesional, puesto que cuenta con un beneficio asegurado por su trabajo invertido. Esta es la manera de que ponga todos sus medios a disposición del cliente.
3-. El propietario-vendedor desconfiado con las inmobiliarias
Hay un estereotipo de propietario-vendedor que piensa que depositar la compraventa de su casa en una inmobiliaria no resulta rentable.
La desconfianza, en cierto punto, nos reviste de prudencia y protección frente a los desengaños de un mundo que no es justo, pero, en el caso que nos ocupa, podemos garantizar que tratar de vender un inmueble por cuenta y riesgo del propietario es un error en pleno siglo XXI.
El propietario-vendedor desconfiado es capaz de desprestigiar su casa en Idealista, por el hecho de que los posibles compradores la vean durante más de diez meses sin ser vendida, con tal de que una inmobiliaria no perciba un porcentaje por mediar en la compraventa de la misma.
Esta categoría de propietario prefiere que el cartel de venta penda durante años de la ventana de su inmueble con tal de no contratar los servicios de un grupo inmobiliario.
4-. El propietario-vendedor de la inmobiliaria en la que trabaja un amigo de confianza
Es muy frecuente, en el telúrico terreno inmobiliario, que un propietario-vendedor quiera ceder el delicado proceso de la compraventa de un inmueble a la inmobiliaria en la trabaja un amigo de plena confianza.
Esta tendencia la consideramos verdaderamente acertada, porque quién mejor que alguien de confianza para encargarle un procedimiento de una importancia tan superlativa.
Un servicio boutique para algo tan frágil, comprometedor y personal como la venta de una propiedad estimamos que es la opción más atinada entre las posibles.