Columna de opinión de habitissimo
A veces caemos en la equivocación de pensar que, al estar cerrada, la casa no se ensucia. Pero llega el momento de enseñarla a un posible inquilino o comprador y nos damos cuenta de que no está tan limpia como habíamos pensado. Un error de cálculo que puede salirnos caro, porque ya se sabe que la primera impresión es la que cuenta. Si la vivienda no está impoluta, esa primera imagen, desde luego, no será nada atractiva.
¿Se puede mantener una casa alejada del polvo y la suciedad que se acumula estando vacía? Quizá no del todo, pero sí en buena medida. Estos son algunos trucos tan sencillos como eficaces.
1-. Si limpias, hazlo a fondo
Pasar deprisa y corriendo una mopa y un plumero puede servir para un imprevisto o un día a día, pero con ello no eliminamos el polvo o las partículas que se depositan en superficies y muebles. Lo mejor es aspirar muy bien y pasar un paño de microfibra por los muebles (si los hay). Conviene, además, no dejar un rincón sin pasar y emplear un producto antiestático, con él las superficies repelen el polvo durante más tiempo
2-. Un felpudo, imprescindible
Puede parecer algo insignificante, pero no lo es. Al entrar de la calle, las suelas de los zapatos llevan hasta el interior de la vivienda suciedad y arena. Hay dos opciones para evitarlo, una es pedir a quien visita la casa que se descalce al entrar y la otra es colocar un felpudo. Así de simple
3-. Minimalismo en estado puro
Lo mejor es dejar el mobiliario imprescindible, reducir los elementos decorativos al mínimo y optar por textiles muy ligeros. Todo, absolutamente todo, puede acumular polvo. Y recuerda que para que una casa ofrezca una buena imagen no es necesario recargarla.
4-. Usa protectores
Siempre que puedas, tapa muebles, camas y sofás con fundas. Así, antes de una visita simplemente tendrás que retirarlos para que el aspecto de la casa sea impecable. Pero recuerda que es importante lavarlos de vez en cuando para retirar la suciedad que pueden acumular.
5-. Revisa puertas y ventanas
Igual que el frío entra por cualquier rendija, también lo hace el polvo y todo tipo de partículas. Revisa que cierran perfectamente y, si no es así, pon unos burletes. Tu casa estará ganando en limpieza, pero también en aislamiento.
6-. Cuidado con la humedad
Puede manifestarse en forma de moho, pero no siempre se ve. Sin embargo, está ahí, y conviene evitarla. Precisamente, los textiles ayudan a absorberla, pero nunca está de más ventilar de vez en cuando y, si es necesario, colocar en puntos estratégicos algún deshumidificador. Además, con niveles de humedad por debajo del 50 % el polvo se acumula menos.
7-. Evitar olores
Más allá del típico olor a cerrado que se va simplemente con abrir un poco las ventanas, hay olores que pueden ser más desagradables, y son los que salen de las cañerías. Para evitarlos, lo mejor es limpiar bien los desagües y sifones y luego taparlos para evitar que por ellos salgan esos olores. Y siempre que puedas, abre un poco las ventanas para renovar el aire.
8-. Limpiar de forma periódica: inevitable
Aunque seamos muy estrictos con todo lo anterior, antes o después y polvo y la suciedad harán su aparición. Por ello, hay que ser riguroso en las rutinas de limpieza. No es complicado. Antes de las visitas se debe ventilar un poco y echar un vistazo por si fuera necesario limpiar algún mueble. Una vez que se hayan marchado, bastará con un pequeño repaso y barrer y fregar los suelos.
Por supuesto, como decíamos al principio, eso no significa que no debamos hacer una buena limpieza de vez en cuando. Pero no solo de suelos y muebles, también de sanitarios y revestimientos.
Mantener una casa cerrada limpia y en perfecto estado de revista no es complicado, pero, como todo, requiere algo de tiempo. Sin embargo, la recompensa será mostrar una casa más agradable y atractiva, aumentando así las posibilidades de venderla o alquilarla con rapidez. El pequeño esfuerzo merecerá la pena.